TERCER ENCUENTRO: María es tranquilizada por el ángel
¡Alégrate! Virgen María, aleluya – Porque el Señor hizo en ti maravillas, aleluya.
“El ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios y concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. María dijo al ángel: ¿Cómo podrá ser esto, pues yo no conozco varón? El ángel le contestó: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra y por esto el hijo engendrado será santo, será llamado Hijo de Dios” (Lc 1, 30-31 y 34-35)
REFLEXIÓN:
Si antes María no había comprendido al ángel, ahora no entiende cómo puede ser madre sin concurso de varón.
El ángel no se lo explica, se limita a decirle que el hijo que ha de nacer será santo e Hijo del Altísimo. Es un paso más en la profundización de la fe de María. Ya no necesita comprender. A ella le basta lo dicho, porque ella se fía de Dios.
Desde pequeña ha sido educada en la confianza en Dios y en la seguridad de que Él es fiel a sus promesas. Nada le perturba, nada teme, porque Dios está con ella y su hijo será el Hijo del Altísimo.
Quien a Dios tiene, nada le falta, decía Santa Teresa de Jesús. La presencia de Dios y la seguridad de estar en sus manos, llena de paz al espíritu quebrantado por las dificultades, y da la fuerza necesaria para convertirlas en alegría y fuente de vida.
AVE MARÍA
Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.