OCTAVO ENCUENTRO: María da a luz a Jesús
¡Alégrate! Virgen María, aleluya – Porque el Señor ha hecho en ti maravillas, aleluya.
“José subió de Nazaret a Belén, por ser él de la casa de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Estando allí, se cumplieron los días de su parto y dio a luz a su hijo primogénito, y le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, por no haber sitio para ellos en el mesón” (Lc 2, 4-7)
REFLEXIÓN:
Una gran luz brilló en Belén e iluminó las tinieblas de los pueblos. Es una luz espiritual, sólo percibida por los pobres, humildes y sencillos de corazón. Luz oculta a los poderosos, a los ricos, a los que se guían por sus luces humanas; éstos no la comprenden ni la abrazan.
Después de veinte siglos sigue sucediendo lo mismo. Las tinieblas cubren gran parte de la humanidad. Hay luz, y la luz brilla en las tinieblas, pero, en vez de seguirla, la persiguen y tratan de apagar.
Muchos cristianos de hoy están pagando con su vida ser portadores de la luz del evangelio; en muchos países son perseguidos, encarcelados y asesinados; en otros, en los nuestros, se procura apagar su fe, su fraternidad y su caridad con la extensión de la increencia, la indiferencia religiosa y el afán de inmediato bienestar, placer o dinero.
A pesar de tantos males actuales, Jesús nace a diario en muchos corazones.
AVE MARÍA
Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
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