Queridos Hermanos en Cristo:
Quiero empezar, enviando una oración y un recuerdo a nuestros hermanos y sus familiares que han sido o están siendo castigados por este terrible virus, para ellos un fuerte abrazo y mucho ánimo.
Es Sábado Santo, creo que es el día más amargo de nuestra corta historia como Hermandad, espero que os encontréis bien de salud, de cuerpo y Espíritu, ya que es una situación que a todos nos ha sorprendido y nos ha hecho replantearnos nuestra vida.
En estos días que estamos confinados en casa con nuestras familias, tenemos la obligación de colaborar estrictamente con las autoridades para poder vencer esta pandemia con todas nuestras fuerzas.
Como cristianos estamos llenos de fe y esperanza; fe en nuestra Iglesia, en nuestros Sagrados Titulares y en nuestros valores humanos y mucha esperanza en que pasen estos duros momentos y llegue el final de este mal sueño llamado COVID 19. Agradeceré eternamente a todo aquel que está poniendo su vida en riesgo para ayudar al prójimo sin pedir nada a cambio, solo teniendo sentimiento de Caridad Cristiana y Misericordia.
Este año no podremos hacer protestación pública de fe a la Santa Iglesia Catedral como lo llevamos haciendo desde hace diez años, tampoco podremos abrazarnos y desearnos buena estación; ni ver esa cara de ilusión de nuestros pequeños monaguillos y acólitos; ni la responsabilidad, cariño y amor que ponen nuestros capataces y costaleros en su buen andar a los sones de la música de nuestras bandas, y que acompañan al rezo de todos, deleitándonos con su música.
Pero si podremos hacer un “Sábado Santo” en comunión, todos los hermanos juntos durante los trescientos cincuenta y siete días que faltan, hasta poder volver a vivirlo, porque nuestra estación de penitencia es un solo día al año, aunque nuestra Hermandad quiere y debe estar viva siempre.
Me gustaría como Hermano Mayor que no perdiéramos la ilusión. Tenemos que sentirnos siempre orgullosos de una Hermandad que quiere y tiene mucho que aportar a la Sevilla Cofrade y a nosotros mismos, formando parte de la historia de una “bendita locura” que se retomo a través de un grupo de cristianos comprometidos del barrio del Plantinar.
No os olvidéis que Nuestra querida Hermandad del Sol, llegará todo lo lejos que quieran sus Hermanos.
Recibid un afectuoso y fraternal saludo franciscano en Jesucristo, Varón de Dolores de la Divina Misericordia, Nuestra Bendita Madre del Sol y María Santísima de la Salud junto con S. Juan Evangelista y Santa María Magdalena.
Siempre agradecido vuestro Hermano Mayor.
Antonio José Luca de Tena Pardo
Paz y Bien